5.639.500 parados

El paro sigue sin tocar techo en España y continúa su dramática escala hasta tasas históricas que esconden durísimas historias personales. Hoy hemos conocido el dato de la Encuesta de Población Activa (EPA) y, como siempre en los últimos tiempos, nos ha vuelto a mostrar una realidad desoladora. En el primer trimestre del año 365.900 personas más pasaron a estar desempleadas, por lo que la cifra de parados alcanza ya los 5.639.500 personas. Por lo tanto, hemos vivido el peor trimestre para el empleo en nuestro país desde comienzos de 2009, en plena cresta de la ola de la crisis. La tasa de paro es del 24,44%, muy próxima al máximo histórico que recogen las estadísticas registrado en 1994 (24,55%). Desgraciadamente, todas las previsiones apuntan a que antes de final de año superaremos holgadamente esa tasa.

La ocupación desciende hasta los 17.433.200 empleados, tres millones y medio menos que en 2007. Desciende la ocupación y aumenta el paro en todos los sectores. 147.900 personas perdieron su trabajo en el sector servicios, 59.700 en la agricultura, 49.800 en la industria y 29.500 en la construcción.  El descenso de la ocupación afecta tres veces más a hombres que a mujeres, pero el paro baja por igual en los dos sexos. 1,7 millones de familias tienen a todos sus miembros en el paro, un 9,74% más que en el trimestre anterior. Más de la mitad de los jóvenes están en paro, pues la tasa de desempleo de esta franja de edad es del 52%. ¿Luces de esperanza? Más bien pocas.

La situación se agrava. Siempre que conocemos estos datos insistimos en que la peor cara de la crisis económica es el insistenible aumento del desempleo que provoca. Recuerdo, porque hace poco de eso, cuando hablábamos del riesgo de superar los cinco millones de parados. Estamos ya muy por encima de los cinco millones y medio y todas las previsiones auguran un aumento del paro que podría llevarnos, ojalá no sea así, hasta los 6 millones. Muchas palabras podrían resumir esta situación, una de ellas, asfixia. Porque la sociedad española en su conjunto vive con miedo y apuros y está con el agu al cuello. Nos falta el oxígeno. Naturalmente, no en el mismo grado a todo el mundo. Hay personas que llevan años en paro y han perdido las esperanzas de encontrar empleo. Gente que ha perdido su hogar y, poco a poco, su alegría de vivir y cualquier mínima luz de esperanza. Un pesimismo común de toda la sociedad. Necesitamos algo que nos ilumine, algo que combata este temor generalizado, este miedo paralizante.

Ningún experto prevé que España cree empleo antes de 2013. Para ese año, la mayoría de las previsiones apuntan a un leve aumento de la economía, cuando en nuestro país es necesario un crecimiento notable para generar puestos de trabajo. ¿Cómo saldremos de esta? Cada vez es más generalizada la sensación de que no lo haremos con recortes y más recortes. El daño que está causando el fundamentalismo de la austeridad y la disciplina fiscal parece mucho mayor que el posible beneficio, dudoso para muchas personas, que traerán en el futuro. El coche está parado y necesitamos gasolina.

Estos datos darán lugar a un debate político que espero que esté presidido por la intención de aunar esfuerzos y ofrecer cada uno lo que pueda para mejorar la situación. Me desagrada profundamente que haya personas que piensen ya en que este dato es achacable sólo al acutal gobierno y que estén más interesados en poder utilizarlo en la batalla política que preocupados por el drama que está detrás de las cifras. Antes de las elecciones de noviembre, había quien a cada mal dato del paro atacaba más y más al gobierno de Zapatero. Esto llevo a la frase "ustedes, cuanto peor, mejor" con la que desde el PSOE se reprochaba la utilización política por parte del PP de los datos. De nada le sirvió a España que la oposición actuara de ese modo en el pasado y de nada nos servirá ahora. Llamar al diálogo y a la reflexión. Eso es lo que tienen que hacer todos los partidos políticos y agentes sociales. Pero no emplear el dato políticamente y reducir su impacto a lo reforzado que puede salir su discurso contra la política del gobierno. Cada parado más es una desgracia personal más independientemete, sólo faltaría, de quién esté gobernando. Unidad y esfuerzo compartido para salir adelante es lo que hace falta ahora. Y tal vez cambio de políticas, pero siempre con discursos constructivos por parte de todos, aunque sólo sea para evitar la sensación de que hay gente incapaz de ver la vida con un prisma distinto del partidista.


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