Los amantes pasajeros

Al comenzar Los amantes pasajeros aparece un rótulo en el que se explica a los espectadores que todo lo que sucede en la película es pura ficción, que no tiene ningún vínculo pretendido con la realidad. No hace falta que lo juren. Con todo, es pertinente ese aviso porque, en efecto, nada de lo que se verá en la siguiente hora y media en la pantalla tiene el más mínimo sentido. No conviene buscarle lógica o explicación a ninguna de las situaciones que se suceden en la película. También al principio aparece en un rótulo la frase "Un film de Pedro Almodóvar". Éste es ya más innecesario que aquel, porque no hace falta que transcurran más de cinco minutos para constatar inequívocamente que esta película es del director manchego. Es la más almodovariana película de Almodóvar en muchos años.

Lo peor que se puede decir que de esta película es que es francamente olvidable. De todas las que he visto de Almodóvar, al que admiro como uno de los indiscutibles referentes de la historia del cine español, pasa a la parte baja de la tabla clasificatoria. Los amantes pasajeros no pasarán a la historia, a ninguna, ni siquiera a la de la filmografía del director. Dicho esto, lo mejor que se puede decir de la cinta es que es divertida. Un disparate surrealista, pero no un despropósito. Leyendo algunas críticas esperaba un bodrio infumable, que ciertamente es lo que perciben algunos espectadores al ver esta película, pero no es mi caso. Me divertí. Es entretenimiento sencillo, simple, facilón, sin más pretensiones. Un divertimento ligero, muy ligero. Sin más. No conviene darle más vueltas, ni por el lado de los partidarios que intentar ver más de lo que hay, como por el de los detractores, que se echan las manos a la cabeza por el sinsentido de todas y cada de las historias, de todos y cada uno de los personajes que circulan por esta película.

Es una película divertida, surrealista, esperpéntica. No hay más. Los mimbres del film podrían hacer pensar, en un principio, que la historia podría transitar otros caminos, pero parece evidente que al director no se le pasó por la cabeza en ningún momento. Me explico. La historia transcurre casi en su totalidad en la clase preferente de un avión que vuela camino a Méjico y que sufre un incidente técnico. Ahí se dan cita desde una amante de personas importantes en España (empezando por arriba, tan arriba como todos imaginamos) hasta el presidente de una caja de ahorro quebrada. Aparece un aeropuerto fantasma, noticias de corrupción en los diarios. El avión es de una imaginaria compañía aérea llamada "Península". En fin, con estos personajes podría haber hecho una sátira política, incluso una metáfora que algunos han querido ver en ese avión simbolizando la sociedad española actual. Yo no lo veo así en absoluto. Es una historia actual, sí, ambientada en el presente y por eso aparecen personajes a los que todos podemos poner cara y situaciones que vemos día a día en los diarios. Pero pienso que no hay la más mínima intención de satirizar o denunciar nada en esta película. No tiene más finalidad que hacer reír, un divertimento sin más. Pasar hora y media sonriendo en el cine, dejar los problemas a la entrada de los cines. Sin más.

Almodóvar quería volver a la comedia y es justo lo que ha hecho. Contaba el director manchego que la gente le pedía en la calle volver a este género que tanto éxito le dio en sus comienzos. Pues esto es lo que pasa cuando se pide a Almodóvar que vuelva a la comedia. Que regresa al surrealismo, al disparate, a sus temas recurrentes completamente exacerbados y llevados al extremo. En Los amantes pasajeros el detonante de las mil y una situaciones ilógicas que se suceden en la hora y media de metraje es la avería que sufre el avión. Para evitar que los pasajeros se deje llevar por el pánico, una insólita tripulación se dedica a entretenerlos. Y así vemos a Javier Cámara, Rául Arévalo y Carlos Areces protagonizando un número musical impagable (creo que el único momento que salvan de la quema las personas a las que no les ha hecho ninguna gracia esta película). Los tres son los azafatos de este peculiar avión. Los tres homosexuales.

 Aparecen en la película otros muchos actores y actrices, porque es una cinta coral a más no poder. Desde Antonio Banderas y Penélope Cruz en una escena inicial corta y con poca gracia, dicho sea de paso, al comienzo de la película. Lola Dueñas siempre convence, al igual que Antonio de la Torre. Ella es una pasajera extraña con dotes adivinatorias, o algo por el estilo, y él es el comandante del avión. También tienen papeles en la película Cecilia Roth, una artista del destape que presume de haber mantenido relaciones con los hombres más poderosos del país, Miguel Ángel Silvestre, Guillermo Toledo, Hugo Silva, Paz Vega, Blanca Suárez o Carmen Machi, entre otros. 

Hay una única historia que transcurre fuera del avión. Historia mal construida y mal cerrada, desde mi punto de vista. Con todo, si nos ponemos a analizar cada historia que aparece en la pantalla será imposible encontrarle sentido casi a ninguna. Tampoco lo pretende. A una película surrealista no se le puede pedir verosimilitud, porque dejaría de ser surrealista. Nada tiene sentido. Ni falta que hace. No busca ser un peliculón, una obra memorable. Sólo busca ser una comedia divertida sin más, un disparate que haga pasar el rato. Y eso lo consigue. Todo muy excesivo y exagerado, muy almodovariano, en suma. No conservaré en mi memoria las historias de Los amantes pasajeros como sí hago con otras grandes historias de cine, con otras grandes películas. Sólo recordaré que me divertí, que es un entretenimiento con la única pretensión de hacer reír que, conmigo, cumplió su propósito. 

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