La gran familia española

La gran familia española es una película inteligente, original, atrevida, tierna y divertida. Una comedia con la que te ríes mucho y en la que también hay momentos muy emotivos. Es mucho más que una boda que transcurre el día de la final del Mundial de fútbol de 2010, acontecimiento por todos conocido y que sirve como vínculo con el espectador por esa gran alegría colectiva que supuso el triunfo de la selección española y también como refuerzo de algún modo al mensaje que lanza la película. No había visto ninguno de los trabajos anteriores del director del filme, Daniel Sánchez Arévalo (Azul oscuro casi negro, Gordos, Primos), aunque sabía que tenía buenas críticas y éxito en taquilla. Enmendaré ese error lo antes posible y veré esas películas, porque La gran familia española muestra el talento excepcional de un gran autor. 

Tal vez suene exagerado y grandilocuente, pero es lo que pienso, así que allá voy. La gran familia española tiene todo (o casi) lo que le pido a una película. Una historia original, buenos actores, grandes diálogos, escenas francamente magníficas, un desenlace sorprendente y muy potente... La lista de elogios sería muy larga, así que me centraré sólo en mencionar algunos de los aspectos que considero más brillantes de esta película. Tendrá sus defectos, también, pero esos pequeños fallos ya se me han olvidado y sólo recuerdo lo mucho que me divertí viendo la película. Porque lo acertado supera con creces a esas escasas y pequeñas pegas que puedo ponerle a la cinta si me esfuerzo en recordar escenas que no me agradaran. 

Personajes muy bien construidos y muy dispares. Ahí brilla Roberto Álamo, que hace de hermano con discapacidad. Un personaje clave en el desarrollo de la trama, que sabe más que los demás sobre algunos temas centrales de la historia, y que siempre pone el toque tierno a la película, de una manera respetuosa con la discapacidad y muy creíble. Sorprenden, para bien, las interpretaciones de los actores más jóvenes. Patrick Criado, a quien conocemos de la serie Águila Roja, se luce en este estreno con papel protagonista en el cine, y están a un gran altura también Arantxa Martí y Sandra Martín, novia de la boda y hermana de esta, respectivamente. Aquí hay que apuntar un gran logro al director y guionista, también a los actores, al captar a la perfección el lenguaje de los jóvenes. Verónica Echegui atrapa en su personaje de chica que se debate entre dos amores, los de los personajes de unos muy solventes Quim Gutiérrez y Miquel Fernández. Antonio de la Torre, por último, borda el personaje de hombre deprimido. No es novedad. Él se mete en la piel de cada personaje que interpreta, lo hace suyo. Es un actor sensacional. 

La música es en esta película, que supone un nada disimulado homenaje a la película Siete novias para siete hermanos, un elemento muy importante. Todos los temas que suenan, en inglés, son perfectos acompañantes al desarrollo de la historia. Por otro lado, me parecen brillantes algunas escenas de la película, como la entrada bailando en la ceremonia de la boda de los novios y sus invitados, una escena de los personajes de Antonio de la Torre, Roberto Álamo y la hija de aquel y, sobre todo, dos escenas cruzadas del novio y la novia hablando respectivamente con sus familias. Es una escena muy propia de series de televisiones, donde el director de esta película ha trabajado durante años como guionista. De ahí también la gran frescura del filme

Por último, para alargarme mucho más, diré que la historia narrada es muy original. Es una comedia, sí, pero también con toques dramáticos, donde el amor, la indecisión, la amistad y la familia son temas centrales. El final de la película nos muestra una situación rompedora, que también hace pensar (y llorar) al espectador. Es una película fresca, divertida y talentosa. Una buena muestra, otra más, de la calidad que hay en el cine español, pese a que para cierta gente esto sea sinónimo de malas películas. Nunca entenderé esa mala fama que en ciertos sectores (¿habrá algo de prejuicios políticos en todo esto?) tiene el cine español. Dicho además así, en general. Como si dentro de esa categoría no hubiera películas excepcionales, regulares y malas. Como en todos los países. Pero dicho con un desprecio que olvida el talento desbordante que cintas como La gran familia española ponen de manifiesto. Vayan a verla. Es altamente recomendable y estoy seguro de que no se arrepentirán. 

Comentarios

PilarTrevi ha dicho que…
Habrá que ir a verla... Con esta crítica ¡no faltan ganas!