El Ministerio del tiempo

La 1 de Televisión Española emitió ayer el segundo capítulo de El Ministerio del tiempo, una formidable serie de ciencia ficción estrenada la semana pasada que es de lo mejor que hemos visto en televisión en España en muchos años. Parte de una idea extraordinariamente original y además se desarrolla con unos diálogos ágiles y con mucha chispa, con unas interpretaciones convincentes y con unas tramas divertidas y didácticas a la vez. Lo tiene todo. Atrevimiento, brillantez, sentido del humor, vocación de enseñar parte de la Historia de España. Es un producto (qué fea palabra para hablar de producciones audiovisuales, de cultura) muy cuidado, con una calidad que supera sobradamente la media de lo que estamos acostumbrados. 

No quiero caer en el discurso fácil de despreciar sistemáticamente todas las series de televisión españolas, porque creo que no es justo. Últimamente ha habido series realmente buenas. Pero es cierto que cuesta encontrar en el pasado reciente de la televisión patria una producción tan magnífica como esta. Quizá el último antecedente de serie española de gran calidad, salvando las distancias porque nada tienen que ver sus temáticas, sea Crematorio, la mini serie que realizó Canal Plus sobre el libro homónimo de Rafael Chirbes que hace hace una radiografía precisa de la corrupción urbanística en la costa española. En aquel caso también se empleó ese elogio envenenado y, ya digo, injusto, de "no parece una serie española", que mucho se está escuchado para hablar de El Ministerio del tiempo. También añadiría a la lista de grandes series recientes españolas a Isabel, de los creadores de esta última producción, por cierto. 

En la serie de TVE, que consta de ocho capítulos, se muestra la actividad de un Ministerio secreto del gobierno que data de los tiempos de los Reyes Católicos: el Ministerio del Tiempo. Sus funcionarios (divertídisimos, por cierto, los diálogos sobre las congelaciones de pagas extraordinarias o sobre el aumento de la jornada de trabajo sin la consiguiente subida salarial entre funcionarios de siglos pasados) se encargan de que la Historia de España transcurra tal y como sucedió realmente. Se ocupan, por tanto, de velar que no haya desviaciones de la Historia. Por ejemplo, en el primer capítulo deben viajar al siglo XIX para ver qué sucede con unos franceses del ejército napoleónico que han viajado al Madrid actual y han recopilado libros sobre la Guerra de la Independencia. 

Los funcionarios del Ministerio del Tiempo viajan al pasado a través de puertas que les llevan a distintas épocas, pero también existen puertas clandestinas, no controladas por las autoridades, que es por donde pueden entrar personajes del pasado, así como una extrabajadora del Ministerio que daban por muerta. El punto de partida, como ven, es muy original. La serie saca todo el jugo a las disparatadas situaciones que pueden darse por el choque entre distintas épocas. En el primer capítulo se muestra el proceso de captación de tres nuevos empleados del Ministerio: un soldado de los tercios de Flandes al que todos llamarán Capitán Alatriste, Alonso (Nacho Fresneda); una joven adelantada a su época, una de las primeras mujeres universitarias de la Historia de España, Amelia (interpretada por la extraordinaria actriz Aura Garrido) y un empleado de ambulancias atormentado por la muerte trágica de su esposa en accidente de tráfico para quien empezar a trabajar para el Ministerio será una forma de empezar una nueva vida y de saldar cuentas con el pasado, Julián (Rodolfo Sancho). 

El humor de los diálogos y las tramas de la serie es un de sus puntos fuertes. Por ejemplo, la extrañeza de los personajes del pasado cuando de repente ven a los agentes del Ministerio hablar por teléfono móvil. O la estupefacción de Alonso, el soldado de los tercios de Flandes cuando descubre que dos siglos después de sus hazañas bélicas en nombre del Imperio español nuestro país está invadido por el ejército napoleónico. "Y ahora, ¿somos una nación libre o rendimos pleitesía?", pregunta en un momento del primer episodio Alonso a Julián. "Sí, al Banco Central Europeo", responde. Divierte también ver a Diego Velázquez pintando retratos robots en el Ministerio, o la desternillante escena en la que dos soldados napoleónicos procedentes del siglo XIX leen en la casa del libro que esa confrontación con España tras su invasión se llamó Guerra de la Independencia ("mal empezamos") y que, tras seis años de batallas, la perdieron y ese fue el principio del fin para Napoleón. 

En ningún momento pierde la agilidad y el sentido del humor esta serie que, además, contribuye a exponer personajes de la Historia de España, una labor didáctica que siempre es muy necesaria en nuestro país. A través de un modo nada convencional, por ejemplo, descubrimos más sobre la vida del Empecinado, un personaje clave en la Guerra de la Independencia, pues fue quien decidió aplicar la táctica de la guerra de guerrillas para vencer al todopoderoso ejército francés de la época. Por cierto, espléndida la forma en la que Alonso reacciona cuando Amelia le explica que, a pesar de sus logros en nombre de España, el rey ordenó matar al Empecinado. Fernando VII, ese rey felón por el que se rebeló el pueblo y que después volvió al autoritarismo contra quienes habían dado su vida por defenderle a él y a su país. "Que buen vasallo si tuviera buen señor", afirma, citando al Cantar del Mío Cid

Consigue El Ministerio del tiempo seguir un ritmo trepidante. Dura 70 minutos, como la mayoría de las series españolas y a diferencia de las estadounidenses, cuyos capítulos rara vez sobrepasan los 50. Leí que los creadores de la serie habían pedido que tuviera esa duración, más razonable. Lo que suele pasar en las series españolas es que la exigencia de durar más, con la finalidad de que una sola serie cubra todo el horario del prime time de las cadenas, es que se pierde agilidad y se añaden tramas secundarias, generalmente para captar a todo tipo de públicos, desde el nieto al abuelo. Eso es algo en lo que no cae El Ministerio del tiempo. Es una serie inteligencia, brillante y de gran talento. Lo dicho, una de las mejores de la televisión en España. Cada lunes, a las 22:15, por La 1 de TVE. 

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