La exhibición cinematográfica en España

Para muchos, entre los que me incluyo, la magia del cine sigue empezando en ese momento en el que se apagan las luces de la sala y entonces todo es posible, cualquier cosa puede suceder en la pantalla grande. Uno entra en el cine dispuesto a vivir otras vidas, a viajar, a enamorarse, a vivir pasiones, a sufrir, a gozar, a aprender, a través de otros. A aparcar los problemas en la puerta, o a aprender a sobrellevarlos. Pero aunque esa magia, casi ritual, que se da en las salas de cine. sigue enamorándonos, es evidente que la pantalla grande ya no es la única ventana donde puede seguirse una buena película. Los tiempos han cambiado y la exhibición en las salas de cine se encuentran en una tesitura compleja, delicada, con nuevas formas de distribución digital que le arrebata la exclusividad de la que gozaba en el pasado. 

Sobre la faceta económica de la esos momentos de magia con las luces apagadas en una sala de cine y sobre el futuro que acecha al sector en nuestro país reflexiona José Vicente García Santamaría en La exhibición cinematográfica en España. Cincuenta años de cambio. Con una enorme profusión de fuentes y un exhaustivo análisis de cifras, presentadas en muchos casos en tablas y gráficos que aportan un valor añadido a la obra y ayudan a seguir este amplio estudio, el autor repasa la historia de la exhibición en los últimos años. La obra, publicada por Cátedra, presenta muchos puntos de interés. El primero de ellos, esa precisión en el estudio de los datos, esa ambiciosa forma de abordar la historia del sector en nuestro país, la transformación que ha seguido en las últimas décadas y el punto en el que se encuentran ahora. 

Cuenta el autor que el sector estaba muy atomizado en la década de los 60, cuando algunas empresas, generalmente familiares, controlaban el mercado en las distintas regiones, pero no existían apenas grandes grupos nacionales. En una época más moderna, con el país en plena borrachera de crédito y burbuja inmobiliaria, la exhibición cinematográfica alcanzó en España niveles récords. Llegamos a ser el país de Europa con más pantallas por habitante. Esa vinculación estrecha entre el auge del sector inmobiliario y el de las salas de cine no resulta a veces tan obvia y, sin embargo, como señala este libro, es uno de los factores decisivos en la historia de la exhibición cinematográfica en el pasado reciente de nuestro país. Porque los lugares donde se instalaban las salas o los grandes complejos eran edificios que se revalorizaron, como todos, a velocidad de crucero en esa locura colectiva por el ladrillo, por lo que la del cine era para muchas empresas una inversión patrimoninalista donde el séptimo arte no era necesariamente lo más jugoso de su apuesta. 

Otro momento clave en la historia de la exhibición cinematográfica en nuestro país llegó con el salto de las monosalas o los antiguos, y cada vez más cerca de su extinción (tristemente), palacios del cine, a los grandes complejos, generalmente instalados en centros comerciales. Otra vinculación que explica el gran auge de este sector en España. Se pasó de un sector muy atomizado con cines de una sola sala a grandes complejos con muchas pantallas, lo que ofrece una mayor rentabilidad. Esos espacios ofrecen, además, más que cine. Butacas amplias y cómodas, aire acondicionado, nuevas ofertas de ocio ligadas al cine, comidas y bebidas, tecnología digital avanzada, mayor calidad de sonido e imagen... Según muestra el libro, estos grandes complejos fueron comiendo el terreno de forma contundente a las monosalas, hoy casi reliquias de un tiempo pasado. 

Sin embargo, la exhibición cinematográfica en España, a pesar de llegar a ser puntera en el número de pantallas por habitante, se quedó muy atrás en la última renovación tecnológica de las salas. lo que le ha llevado a bajar puestos en el ranking de grandes potencias del cine en Europa. En el libro se incluye también un repaso histórico a las modalidades de grupos empresariales, donde nos encontramos con grupos familiares, empresarios que llegan de otra rama del negocio como la distribución o la producción, grandes grupos extranjeros, firmas de capital riesgo en un momento determinado, mayors estadounidenses... Es inabarcable en una reseña como esta la cantidad de ideas que plantea el libro y de temas que aborda. Otro que me resulta muy interesante, y triste, es el proceso en el que ciudadanos de pequeñas localidades se fueron quedando sin cines cerca de casa, desplazándose la oferta a grandes centros comerciales en la periferia de las ciudades. 

En la parte final del libro se aborda la composición del público de cine en España y su evolución. Así, con cifras en la mano, se demuestra que el tópico de un público mayoritariamente universitario fue cierto, pero en otra época y no tanto en la presente. Se razonan los argumentos que han llevado a una caída en la asistencia a las salas. Entre ellas se le da la importancia debida al precio de las entradas, una barrera en ocasiones insalvables, sobre todo para el público más joven. Se habla, de pasada, de la piratería, un mal endémico de la cultura en este país, donde millones de personas no creen estar robando cuando se descargan de forma ilegal libros, películas o música, o incluso disfrazan de bellos argumentos y palabras hermosas su actitud no ya ilegal, sino profundamente insultante y despreciativa hacia los creadores. También se habla del surgimiento de nuevas formas de ocio que arrebataron al cine su hegemonía. 

Sobre el estado actual del sector de la exhibición en España, el autor destaca en sus conclusiones que se debe avanzar hacia un modelo en el que las salas de cine no sólo sean lugares donde se exhiban películas, sino también espacios de toda clase de entretenimiento, como actos de empresas, videojuegos, conciertos o retransmisiones culturales y deportivas. También se señala que que el sector, hoy dominado sobre todo por Cinesa y Yelmo, está sobredimensionado y que se pueden dar procesos de concentración en el futuro. España supone hoy un 15% de las pantallas de la UE y un 10% de su taquillo y dos tercios de las salas cuentan con una muy baja rentabilidad, lo que llevaría al sector a vivir nuevos cambios en el futuro. Una obra esta, en resumen, muy detallada, analítica y exhaustiva sobre la exhibición cinematográfica en España, la más compleja escrita hasta el momento. Una referencia obligada para los amantes del cine que quieran conocer los entresijos de ese instante mágico en el que se apagan las luces en las salas y uno puede empezar a soñar. 

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