También esto pasará

En el epílogo de También esto pasará le agradece Milena Busquets a su madre fallecida, la editora Esther Tusquets, todo lo aprendido de ella, todo lo que le dio. "Me diste los flechazos como única forma posible de enamoramiento (tenías razón), el amor al arte, a los libros, a los museos, al ballet, la generosidad absoluta con el dinero, los grandes gestos en los momentos adecuados, el rigor en los actos y en las palabras. La falta total de sentido de culpa, y la libertad, y la responsabilidad que conlleva". Estas frases resumen el extraordinario libro, que es de una honestidad desgarradora, de una asombrosa sinceridad y absolutamente libérrima. Una carta apasionada de amor a su madre. Una despedida brillante, desde su potente comienzo hasta su conmovedor epílogo que desmiente el título de la obra. Es un libro especial, donde la autora y sus seres queridos son los protagonistas secundarios, pues la protagonista absoluta es su madre. La pena por su marcha. El sentimiento de vacío. El tributo debido a quien se le debe todo. 

También esto pasará es como un campo minado. A cada página que pasas te encuentras con artefactos explosivos de gran potencia sentimental, de enorme intensidad que te sacude y te lanza por los aires. La obra tiene vida, porque la autora busca responder a la muerte de su madre, precisamente, viviendo de forma intensa, rindiéndole ese tributo a quien pasó por este mundo dejando huella e hizo lo que le dio la gana. Frases redondas, contundentes, directas, componen esta obra sincera y desgarradora, a la vez melancólica y muy vitalista. Milena Busquets trata de superar la muerte de su madre con sus amigos, sus hijos y sus hombres. Sus dos exmaridos. Sus compañías fugaces. Escrito con un estilo desinhibido y claro, narra un verano en Cadaqués, el primero sin su madre como general de ese escenario de aventuras y risas que, sin su ser más querido, pierde sentido y esencia. 

Cadaqués y todo lo que simboliza para la autora, el verano, las fiestas, la libertad, juega un papel importante en la obra. El paso del tiempo, que todo lo cambia, que todo lo transfigura sin remedio. "Y ver a mis compañeros de parranda con hijos y con la mirada cansada; de joven, aunque estés agotado, no tienes nunca la mirada cansada, ahora hay días que apenas puedo levantarla del suelo". La juventud como paraíso perdido. Como una cara de nosotros mismos que ya no vemos frente al espejo, que siempre se pierde. "La primera corona que perdemos, y tal vez la única imposible de recuperar, es la de la juventud; la de la infancia no cuenta porque de niños no somos conscientes del increíble botín de energía, fuerza, belleza, libertad y candor que al cabo de unos años será nuestro, y que los más suertudos dilapidaremos sin medida". 

Se aferra la autora al amor como única escapatoria posible y al sexo como máxima expresión de sentirse viva. "Nunca nos sentimos tan poderosos como cuando estamos enamorados y somos correspondidos, y esa experiencia pone el listón tan alto que, en mi caso al menos, sólo el breve chispazo del sexo puede servir de sustituto, el amor de baja intensidad no sirve porque no existe". Con esta intensidad, con esta pasión está escrito todo el libro, que son la pasión y la intensidad con la que la autora afronta la vida. Todo, los encuentros con sus amigos, la relación con sus hijos, las vivencias en Cadaqués, lo vive con enorme profundidad. "Sigo queriendo a toda la gente a la que un día quise, no puedo evitar ver a través de todas las deserciones y de la mayoría de las deslealtades propias y ajenas a la persona prístina y clara, de antes de que todo se convirtiera en ceniza". 

La autora está desolada por la muerte de su madre, se siento angustiada y vacía. Busca asideros a los que agarrarse, que fueron los que le descubrió su propia madre. Por ejemplo, los libros. "Se puede saber si a alguien le gustan de verdad los libros por cómo los mira, por cómo los abre y los cierra, por cómo pasa sus páginas", relata Milena Busquets que decía su madre. El amor a los perros. Si amas a los perros no puedes ser mala persona, escribe. La belleza del mar y los paisajes embriagadores. "Lo mejor de la belleza es que suele hacer que la gente se calle y se recoja". Un modo alegre y despreocupado de vivir la vida. "La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo". 

Es ese estilo directo y desenfadado, habrá hasta quien diga provocativo o escandaloso, es lo mejor de la obra, lo que la hace única. El modo en el que está escrita y ese estilo de vida que defiende. Si algo de ejemplar hay en él es la forma de afrontar la existencia de la autora, transmitida por su madre. Con la libertad absoluta por bandera, dejando a un lado "todo lo que hace la vida más pequeña e irrespirable: la mezquindad, la falta de lealtad, la envidia, el miedo, la estupidez, la crueldad sobre todo". Esas ansias de vivir para combatir la muerte, para responder a la marcha de su madre. Ese canto vitalista entremezclado con la nostalgia y la pena infinitas. Esa reivindicación de los momentos felices, que nunca se deben dar por descontados, que jamás se deben dejar pasar y que hay que apurar al máximo. También esto pasará es una sacudida al lector, agradable, pasional, intensa, tierna, sincera. Es una obra inolvidable. 

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