Las mentiras de Soria

Las reacciones de los insignes personajes que aparecen en los papeles de Panamá han sido múltiples, a cual más estrambótica y rebuscada. Las ha habido más o menos originales. Entre estas últimas, las clásicas. Fue consejo de un asesor financiero. Esa sociedad offshore está abierta, pero nunca tuvo actividad. Entre las originales, sin duda, está la reacción de la hermana del rey emérito. La abrí, contó, porque tenía miedo a ETA, como si los terroristas fueran a robarles dinero de su cuenta, o como si temieran más perder su fortuna que su vida. Tampoco ha faltado quien ha presumido, con actitud chulesca. A nadie le va mejor esa pose que a Bertín Osborne. Sí, y qué. Pretende hacer creer que es lógico abrir una sociedad en un paraíso fiscal para cumplir con Hacienda. Y qué

Pero, hasta ahora, todos los implicados han reconocido las sociedades por las que aparecen en los papeles de Panamá, la revelación periodística del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, publicada en España por El Confidencial y La Sexta, que sigue marcando la agenda mediática. Todos, hasta que se publicó el nombre del ministro de Industria, Energía y Turismo. No sé si él viajará mucho, pero parece que su dinero sí lo hacía. José Manuel Soria vino a decir que algún malvado ser puso su nombre e imitó su firma. Que ya es mala suerte

De todas las opciones que el político canario tenía para responder a esta publicación, eligió la peor, bien es verdad que también la más frecuente entre la clase política: mentir. No sabemos bien si Soria tenía dinero en paraísos fiscales, si era o no administrador de esa sociedad, UK Lines. Lo que sí está claro, y el propio ministro se ha encargado de demostrarlo en dos declaraciones separadas por apenas 24 horas, es que ha mentido. Y si lo primero puede ser razón para dimitir (que se lo pregunten al primer ministro islandés), lo segundo, sin duda, también. Dice poco de una sociedad que tolere bien los engaños de sus políticos. Dice poco bueno, se entiende. 

Antes de ayer, el ministro Soria dijo que ni él ni nadie de su familia había tenido nada que ver con UK Lines. Ayer, de repente, recordó que en realidad un poco, sí. Porque la fundó su padre. Además, fue nombrado secretario de esta sociedad en 1991. Que andara el ministro Soria en sociedades offshore dice poco de su ética, pero que decidiera el martes salir a engañar a la prensa, sabiendo que la investigación sobre el bufete panameño Mossack Fonseca se basa en una revelación masiva de documentos de esa firma, dice poco de su inteligencia. Y demasiado de su sensación de impunidad. Está convencido de que puede mentir sin que le cueste nada. No se plantea dimitir. Prefiere engañar. 

Quizá Mariano Rajoy, presidente en funciones, tendría algo que decir si Soria se mantiene cómodo en el ejecutivo, sin la menor intención de dimitir o asumir responsabilidades por sus actos indecorosos y, sobre todo, por sus abiertas y manifiestas mentiras. Como bien explica hoy El Confidencial, el ministro ha presentado no una, ni dos, sino tres versiones de su relación con UK Lines. Lo que va de desconocerlo todo a aceptar que, en realidad, esa sociedad la fundó su padre. Su primera versión, tal vez la más divertida, es que ese José Manuel Soria que aparece como secretario de una sociedad registrada en las Bahamas era un señor que se llamaba como él. Después dijo que, en realidad, esa sociedad sí existía. Pero que era británica, perfectamente legal y que él se desvinculó de ella en 1995. Tras publicarse nueva información sobre esta sociedad, Soria aportó su tercera y, hasta el momento, última versión: la sociedad la creó su padre, pero él aparece en los papeles por error. 

Lo dicho, puede que hasta sea verdad su última versión. Pero lo que resulta indiscutible es que el ministro ha mentido. Y eso no debería salirle gratis. Llama la atención la pasmosa facilidad con la que los implicados en los papeles de Panamá se empeñan en presentar la creación de sociedades en paraísos fiscales como lo más natural del mundo, como quien se abre una cuenta o un depósito en su sucursal bancaria. Puede no ser ilegal. Pero casi siempre lo es. Porque no tiene otro sentido actuar de esta forma si no es para pagar menos impuestos, para eludir su obligación con Hacienda.  

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