Casa Botines, en León

La majestuosa e imponente catedral con sus coloridas y asombrosas vidrieras, la florida y llena de ambiente Calle Ancha, los paseos frente al río Bernesga, el tapeo en el Húmedo, la belleza del Convento de San Marcos (hoy Parador Nacional), la Basílica de San Isidoro, el ritmo pausado de las ciudades castellanas, esa calidad de vida que se respira en cada rincón... Son muchos los atractivos de León. Y uno nuevo, bueno, no nuevo del todo, pues tiene 125 años de historia, pero sí con un nuevo enfoque, es la Casa Botines. Ideada por Antonio Gaudí, se inauguró en 1893, pero sólo desde hace tres meses está abierto al público este monumental edificio que es uno de los tres que construyó Gaudí fuera de Cataluña, junto al Capricho de Comillas y el Palacio Episcopal de Astorga


La Casa Botines, propiedad de Caja España, fue un proyecto encargado por los empresarios leoneses Simón Fernández Fernández y Mariano Andrés González Luna, que eran representantes en León del Banco Hispano-Colonial de Barcelona. Y aquí entra la conexión con Gaudí, ya que los dueños de la casa Botines tenían relación con Eusebio Güell, amigo y mecenas de Gaudí. Y así comenzó todo. Ideó Gaudí un edificio de apariencia medieval, sin rastro de modernismo, con una escultura de Sant Jordi matando al dragón en la fachada, con cuatro torreones y con una combinación genial entre la funcionalidad (ya que el edificio se encargó como bloque de viviendas hasta 1992) y la brillantez del artista catalán

Aunque parezca increíble, no se había abierto hasta abril de este año. Y es una gran noticia que al fin se haya decidido convertir esta construcción de Gaudí en un espacio cultural ineludible en cualquier visita a León. En tiempos de penurias, de cierto desprecio a la cultura, de cierres de librerías y espacios artísticos, en fin, es algo excepcional que se convierta en museo lo que hasta ahora era sólo un espacio asombroso, pero visto desde fuera. Hay que agradecer por ello a los encargados de esta iniciativa que la hayan puesto en marcha, y es de desear que tenga éxito. En la primera planta, un amplio mural cronológico explica el origen de la Casa Botines, la relación de Gaudí con León y algunas curiosidades del edificio, como el plano original que el artista catalán guardó en un tubo dentro del dragón al que mata Sant Jordi en la escultura de la entrada, que tuvo que ser reconstruida hace unos años. 

En la planta baja, la Casa Botines alberga una exposición de grabados de los Caprichos de Goya, como el célebre El sueño de la razón produce monstruos. En estos grabados se observa la obra de un artista crítico y muy adelantado a su tiempo, con trazos satíricos e inteligentes. Además, en la tercera planta, el nuevo museo leonés expone obras de la Fundación EspañaDuero, con cuadros de Ramón Casas i Carbó, Joaquín Sorolla o Raimundo de Madrazo, entre otros pintores contemporáneos de Gaudí. También se visita el torreón original del edificio, cerrado al público durante más de un siglo, y se celebran en verano Las noches de Gaudí, con visitas nocturnas y música en directo. La apertura de Casa Botines como museo es, en fin, una excepcional noticia y convierte esta creación de Gaudí en un espacio de visita obligada en León, que ojalá siga creciendo y se asiente como centro artístico de relevancia. Otro espacio de visita obligada más que sumar a la lista de alicientes de esta fabulosa ciudad. 

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