"La vida secreta de los libros" es el subtítulo de la muy entretenida obra de Santiago Posteguillo La noche en que Frankestein leyó el Quijote, editada por Planeta en 2012. Es un conjunto de relatos sobre distintas anécdotas y curiosidades de grandes autores, que se adentra en la intrahistoria de grandes clásicos. Libros que burlaron la censura, escritores que sudaron tinta para publicar novelas que pasado el tiempo se han considerado obras maestras, dudas sobre la autoría de algunos de los libros más reconocidos de la historia, influencias de unos autores en otros (como a la que alude el título)... Todo ello se incluye en esta obra, que es un canto de amor a los libros, a su poder, a los secretos que esconden.
Si por lo general la mejor reseña de un libro es aquella que no desvela nada sustancial de su historia, aquí conviene redoblar aún más la cautela. Porque algunas de las anécdotas o intrigas que aborda son de sobra conocidas, pero otras no tanto, y lo mejor es que el lector se deje sorprender. A veces, sentir un flechazo por un libro que te estaba aguardando, por ejemplo, entre un montón de obras en una caseta de libros antiguos en Sant Jordi, tiene recompensa. Y este caso es un buen ejemplo de ello. Posteguillo, que es autor de aclamadas novelas sobre la antigua Roma, demuestra aquí su pasión por los libros y su conocimiento de las pequeñas historias con minúscula que han construido la Historia de la literatura.
Así que, sin desvelar mucho, diremos que este libro nació de una serie de pequeños relatos que el autor escribió para el periódico Las Provincias, y que más tarde creció para tomar forma de libro. Con un estilo ágil y divertido, guardándose en ocasiones hasta las últimas líneas el nombre del personaje al que se está refiriendo, dando pistas para que el lector lo descubra, el autor recorre por el tiempo y el espacio múltiples historias apasionantes. Comienza, por ejemplo, explicando cómo nació el orden alfabético, que es por el que hoy se rigen todas las bibliotecas (y no sólo), remontándose al magno proyecto de la Biblioteca de Alejandría, tan inspirador, tan fabuloso, con su idea de recopilar todo el conocimiento humano publicado hasta la fecha.
También se acerca Posteguillo, y creo que aquí no desvelo nada porque es algo bien sabido, a las dudas que existen en torno a la autoría de las obras de William Shakespeare, considerado junto a Miguel de Cervantes como el mejor literato de todos los tiempos. Siempre ha habido quien ha puesto en duda que Shakespeare fuera el autor de sus obras. Una de las teorías es que podría haber sido realmente Christopher Marlowe, supuestamente muerto en una reyerta de bar, el autor de Hamlet, Otelo, Julio César o El sueño de una noche de verano. "Curiosamente, Shakespeare no publicó nunca nada antes de 1593, año de la muerte de Marlowe. Hay quien cree en las casualidades. Hay quien no", escribe Posteguillo.
En esta línea, también resulta muy interesante el relato dedicado a Alejandro Dumas, admirado por su talento indiscutible, pero quien recurrió con demasiada frecuencia a la ayuda de otros autores, especialmente de Auguste Maquet, para levantar su extensa obra. Cuenta el autor una anécdota atribuida a Dumas en la que éste se encuentra con su hijo en la calle y le pregunta si ha leído su última novela. "Sí, la he leído, ¿y tú?", responde su hijo.
Por no destripar más historias de La noche que Frankestein leyó el Quijote, sólo añadiremos Hija de la lluvia, dedicada a Rosalía de Castro. Tras leer este relato no podremos volver a pasear por el Hostal de los Reyes Católicos, en la plaza del Obradoiro de Santiado de Compostela, sin recordar a la escritora y su increíble historia. Igual que recordaremos las peripecias por las que tuvo que pasar J.K.Rowling para publicar su exitosa saga de Harry Potter o volveremos a las páginas del capítulo Escritores asesinos, que aborda la relación, a veces muy estrecha, entre novela negra y crímenes. Un libro, en fin, muy entretenido que invita a conocer la vida secreta de los libros.
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