Las cloacas de Interior

Gol Televisión emitió la semana pasada el documental Las cloacas de Interior, de Mediapro. Llama la atención (para mal) que ninguna otra cadena nacional emitiera este trabajo, ni siquiera La Sexta, cadena de la que es accionista la productora de Jaume Roures. Que tan sólo un canal deportivo, propiedad de la productora del documental, emita este programa es curioso, por decirlo de alguna manera. Sí lo emitieron, con éxito de audiencia, los canales autonómicos de Euskadi y Cataluña. El documental, semiclandestino por la falta de interés de los grandes canales nacionales, se puede ver en Youtube, donde tiene menos de 5.000 visualizaciones. 


Este documental se acerca a la conocida como policía patriótica o policía política que, presuntamente, puso en marcha el anterior ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para perseguir a adversarios políticos. La revelación de unas conservaciones entre Fernández Díaz y el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, fue el detonante de este escándalo. En ellas, el ministro se comprometía a que la Fiscalía "afinaría" acusaciones de corrupción contra dirigentes independentistas, al tiempo que hablaba de filtraciones interesadas de información para desacreditar a sus rivales políticos. Algo gravísimo en una democracia, por lo que el ministro fue reprobado en el Congreso. 

Da la sensación de que se ha pasado algo de puntillas por este escándalo, quizá porque la sociedad española ha acreditado su enorme capacidad de digerir corruptelas e indecencias y quizá también porque una parte de la sociedad no sólo no ve nada escandaloso en que el ministro construya pruebas contra sus adversarios políticos, sino que en parte lo premia, porque considera que todo vale en la batalla contra el independentismo catalán. No hay que olvidar que, tras conocerse este escándalo, en la repetición de las elecciones generales, el PP de Fernández Díaz obtuvo un diputado más por Cataluña. Lo cierto es que Las cloacas de Interior no cuenta nada que no se supiera ya antes, en parte por el trabajo de los periodistas de Público que aparecen en el documental. Pero está bien que se recopile lo ocurrido los últimos años en el Ministerio del Interior, porque es muy grave. 

No le faltan defectos a este documental, pero no le restan méritos. Cuando algo es un escándalo no es necesario remarcarlo tanto, no necesitamos que la voz en off nos diga "ojo, miren lo grave que esto". Basta con contarlo bien, como se hace por otra parte en este trabajo. También parece un exceso la puesta en escena de un empleado anómino de Interior, que se nos presenta con mil prendas por encima, para ocultar su identidad. Quizá habría servido con mostrarle en sombra y con distorsionar su voz, porque la forma en que aparece en pantalla es demasiado excéntrica. Pero son cuestiones menores. El balance general del documental es muy positivo. Resulta de gran interés lo que cuenta, no por desconocido, sino por grave y porque da la impresión de que no hemos dado la importancia debida a lo sucedido: nada menos que utilizar a la policía para intereses partidistas. 

Entre los críticos de Las cloacas de Interior abunda la opinión de que este documental es de parte, por el hecho de que llega a pocos meses del referéndum independentista del 1 de octubre en Cataluña. No se negará que este documental no deja en buen lugar al gobierno central. Pero es lo que suele suceder cuando se construyen escándalos en torno a adversarios políticos por puro interés partidista, que no sales bien en la foto. En el documental no se habla sólo de la llamada Operación Cataluña, la búsqueda de escándalos de políticos independentistas. En ese empeño, por cierto, se intoxicó a dos periodistas de El Mundo, que publicaron una información errónea, relativa a una inexistente cuenta en Suiza del entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trías. El documental no es del todo justo con este medio, porque es obvio que se equivocó en ese caso, pero no lo es menos que es uno de los periódicos que más escándalos de corrupción de todas las aceras políticas ha desvelado en los últimos meses. 

El documental cuenta con testimonios de primera plano y deja pocas dudas de lo irregular de algunas actuaciones de Interior en los últimos años. Es algo muy preocupante, que ya se conocía, cierto, pero que conviene recordar, aunque tenga que ser en un canal deportivo, donde el documental está tan desubicado como una receta de cocina en La 1 mientras el presidente del gobierno declara como testigo en el juicio de la trama Gürtel. Con extractos de la conversación entre Fernández Díaz y De Alfonso como hilo conductor, el documental introduce después opiniones de distintas personas que dibujan un panorama sombrío, porque no hay alternativa buena. Si esos inspectores policiales actuaron por su cuenta, es muy inquietante que en las fuerzas de seguridad exista ese margen de actuación. Y si, como parece, recibieron órdenes de sus superiores, se utilizó de forma perversa la policía para dañar a rivales políticos, haciendo una guerra sucia contra ellos. Las cloacas de Interior es, en fin, un documental muy interesante y revelador, aunque no se lo parezca a ningún programador televisivo nacional. 

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