Arrogancia e incompetencia

Es habitual que en España se politice todo, incluidos, claro, los caos circulatorios como el bloqueo durante horas en la AP-6, AP-61 y AP-51, enre otras carreteras, a causa de la nieve. Más de diez horas llegaron a estar atascados en estas autopistas. Con la misma contundencia con la que Mariano Rajoy pidió dimisiones en anteriores bloqueos por la nieve cuando gobernaba el PSOE, ahora son el PSOE y los otros partidos de la oposición (menos Ciudadanos, que siempre hace oposición, pero sólo un poquito) los que han pedido dimisiones. Lo que no hace ningún partido hasta la fecha es evitar que ocurran estas cosas. Es mucho más cómodo criticar que actuar, mucho más sencillo hacer oposición que gobernar. Naturalmente, lo ocurrido fue impresentable. Algo falló. El error innegable del gobierno se ha agigantado por la torpe y arrogante reacción del director de la DGT, Gregorio Serrano, cuyas intervenciones públicas desde el sábado han sido inenarrables. 


Serrano, que fue teniente de alcalde de Sevilla y delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo, llegó a Madrid de la mano del ministro del Interior, Ignacio Zoido. No se conoce en su currículum experiencia alguna en algo que tenga la menor relación con la DGT (algún corte por las procesiones en Sevilla, quizá). Pero qué más da. Vivimos en un país en el que los políticos escalan y reciben puestos, da un poco igual de qué. Parece evidente que Serrano no es el mayor experto de España en cuestiones relacionadas con el tráfico. Lo que ha quedado demostrado estos días es que es un portavoz lamentable. Falló en su trabajo, sin duda, porque es imperdonable que ocurra algo como lo que pasó en aquellas autopistas, pero sobre todo ha patinado en su política de comunicación, que ha consistido en hablar con chulería y en culpar a los conductores de lo sucedido. 

Falló Serrano al no estar en Madrid para seguir el operativo. Lejos de asumir responsabilidades, él tuiteó, porque también tuitea, que pedía perdón a quienes se sintieran ofendidos porque estuviera el día de Reyes con su familia en Sevilla, que es una magnífica ciudad donde funcionan los teléfonos. Es decir, si se critica su incompetencia o su arrogancia, automáticamente, se está criticando a Sevilla, a su familia y, ya puestos, hasta a los Reyes Magos. ¿Qué clase de broma chusca es esta? El director de la DGT ha demostrado ser un incompetente pero con su pésima gestión posterior de aquel bloqueo en las carreteras ha conseguido dejar su incompetencia en un segundo plano, porque su prepotencia es demasiado gigante como para no invadirlo todo. 

Además de culpar a los automovilistas que estuvieron horas bloqueados en la carretera, también se dedicó a utilizar como escudo a los profesionales de la UME y otros trabajadores que auxiliaron a los afectados, como si la profesionalidad de éstos fuera indisoluble de la de sus mandos, como si no fuera compatible que esos empleados hicieran un trabajo excepcional y, a la vez, Serrano fuera un auténtico incompetente, incapaz de asumir sus errores, además. 

La otra estrategia de defensa de Serrano y el resto del gobierno ha consistido en culpar a Abertis, ya que este caos se produjo en una autopista de peaje. La culpa de todo, vinieron a decir, es de la empresa concesionaria, así que le han abierto un expediente. Eso está genial, hasta que uno cae en la cuenta de que el gobierno ha rescatado con dinero público autopistas de peaje quebradas o que expedientes anteriores quedaron absolutamente en nada. En lugar de reconocer que, tal vez, ese sistema según el cual cuando algo va bien las empresas privadas se llevan dinero y, cuando algo se tuerce, acude el Estado al auxilio, preferimos mantenerlo, pero hacernos los ofendidos un ratito, sólo hasta que pase la polémica, para que después todo siga igual. Fastuoso. 

Lo ocurrido en estas autopistas de peaje demuestran cómo un incuestionable error se puede agigantar, como una bola de nieve (perdón, pero era irresistible), por la arrogancia, mala compañía de la incompetencia

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